jueves, 31 de mayo de 2012

Mas personajes del libro de las tierras virgenes

Rikki Tikki Tavi.
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Rikki-tikki-tavi, la pequeña mangosta de cuerpo alargado, pelaje lustroso, hocico de color rosa y mirada encendida, es la amiga inquieta y valiente que motivará a lobatos y lobeznas en el desarrollo de sus emociones y sentimientos.
Un gran torrente de agua producto de las lluvias de verano en la India, arrastró a esta pequeña mangosta fuera de su madriguera, la aturdió y la fue a tirar al césped del enmarañado jardín de un viejo bungalow indio, donde la encontró Teddy, un niño inglés que vivía solo con sus padres.
A partir de ese momento
Rikki-tikki se convierte en amiga inseparable del niño y su familia. Curiosa y tierna, demuestra con rapidez su alegría y sus afectos, dejándose acariciaren las rodillas de todos, subiéndose a los hombros de su amigo, metiendo su hocico curioso en su espalda y durmiendo todas las noches en la almohada de su cama. Pero Rikki-tikki sabe que la gratitud y los afectos no sólo se demuestran por el contacto físico, sino también buscando el bien de quienes se ama y disponiéndose a ayudarlos en toda circunstancia, incluso asumiendo serios riesgos.
Muy pronto tuvo Rikki-tikki la oportunidad de demostrarlo, liberando a la familia del peligro que representaban Nag y Nagaina, las gruesas cobras negras de un metro y medio de largo, las venenosas de cabeza erguida y capucha extendida, de helado corazón y sordo silbido, de ojos malvados que nunca cambian de expresión; y también de Kárait, la minúscula serpiente de color de tierra, mucho más mortífera que las cobras, ya que por pequeña nadie piensa en ella. Rikki-tikki-tavi, la mansa y valiente mangosta de ojos como ascuas, la que no se está quieta, a la que no le duran los sustos, la siempre alegre, la que va al combate como bailando, con aquel balanceo misterioso y aquel andar ondulante heredados de su familia, llenará de emoción a lobatos y lobeznas y representará ante ellos el mundo de los afectos.
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Kotick.
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Kótick, o Cotí, la foca adolescente de alma aventurera, que persigue sin tregua un ideal que parecía imposible, es el símbolo de la solidaridad y de la justicia. Aunque su piel blanca llama mucho la atención, lo que de veras destaca es su preocupación por los demás.
A pesar de la arrogancia del poderoso lobo marino, de la apatía del viejo elefante de mar, de las burlas de los pájaros toscos que viven a costas de otro, de la estúpida indiferencia de las morsas, de la sorprendente incredulidad de sus compañeros, de la resignación de sus propios padres, Kótick enfrenta el peligro y recurre a soluciones audaces que le permitan salvar a su pueblo, víctima dócil de los cazadores de pieles.
Sensible al dolor ajeno, no se resigna a la injusticia que parece inevitable y trata que los demás lo sigan, abandonen lo conocido pero peligroso y luchen por una tierra segura, aunque desconocida. Auténtico líder, no le importa que lo consideren loco, se burlen de él o le atribuyan oscuras intenciones.
Con la idea clara y capaz de hacer que las cosas ocurran, Kótick encuentra por fin a los manatíes, las aparentemente torpes vacas marinas, que lo conducen a las playas salvadoras, donde no podrá llegar la mano exterminadora de los cazadores. Kótick, el gran nadador, el empecinado, el generoso, el que primero piensa en los demás, será el juvenil compañero de lobatos y lobeznas para ir al encuentro de los otros. 



                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                        Foto

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